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Arquitectos: Colectivo C733
- Área: 1325 m²
- Año: 2021
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Fotografías:Yoshihiro Koitani
Descripción enviada por el equipo del proyecto. La música y los festejos juegan un papel fundamental en la vida cotidiana de Nacajuca, tanto en la danza del pochó de arraigo mesoamericano como en las manifestaciones contemporáneas.
El nuevo Centro Comunitario reutiliza la cimentación del edificio preexistente y brinda un espacio digno para los encuentros sociales del pueblo, con una planta libre de 32 x 24m de ancho y un núcleo de servicios con bodegas, baños y cocina para eventos, que en planta alta funciona como mezzanine para talleres o escenario para bandas locales.
En espejo al centro Centro Comunitario, conformando una rambla pública entre ambas edificaciones, la nueva Escuela de Música voltea hacia un arroyo lastimosamente sucio. Sus muros portantes están alienados al ritmo de la estructura preexistente del Centro Comunitario de tal forma que al abrir todas sus puertas es posible atravesar con la mirada todo el conjunto en el sentido transversal. La Escuela de Música se conforma por ocho salones, una cafetería, baños y administración, y gracias a la inclinación de su techumbre cada uno de estos espacios cuenta con doble altura y un cancel superior para observar la copa de los árboles. El conjunto es la primera edificación del poblado en arrojar agua limpia a los ríos, a través de un sistema que culmina con una serie de humedales de tratamiento. Pretendemos demostrar cómo es posible otra aproximación a los cuerpos de agua.
Se construyeron espacios amplios y bien ventilados, con madera local de coco, tabique y teja de barro, para aportar calidez, frescura natural y buena acústica.
La obra brinda un espacio digno para los encuentros sociales del pueblo, con materiales cálidos y frescura natural a través de ventilación cruzada. Para los músicos, aulas amplias, aisladas y acondicionadas. Es un proyecto de la SEDATU (Secretaría de Desarrollo Agrario Territorial y Urbano), del Gobierno Federal, como parte de sus PMU (Programa de Mejoramiento Urbano) para atender zonas de alta vulnerabilidad en el país.
Consideramos importante que las obras rindan homenaje al lugar donde pertenecen, especialmente si tienen la oportunidad de poner de manifiesto riquezas ya existentes. Las aguas pluviales son captadas, recolectadas y filtradas, para su uso en baños. De ahí pasan a un sistema de biodigestores y biofiltros a través de humedales, antes de regresar al arroyo.
Además del tratamiento de aguas, la madera de coco para este sitio es altamente sustentable, debido a que es un recurso abundante y renovable. Durante su vida captura enormes cantidades de C02. Su producción y traslado deja una huella de carbono mínima comparado con otros materiales. Los materiales utilizados reconocen las ventajas de implementar medios y recursos locales, e incentivan la producción artesanal y la conservación de los conocimientos de la mano de obra del lugar.